Los niños mimados del viejo Villegas
los caballos blancos de su frenesí,
la nave que anduvo por toda la pampa
y que de un galope fue a Nahuel Huapí.
Los que en desoladas regiones marcharon
devorando leguas contadas de a mil
por el espinazo helado del mundo
un día en el Ñorquin encuentran el fin.
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